lunes, 18 de junio de 2007

CÓMO DETECTAR SI SU HIJO ES UN CONSENTIDO REPELENTE


El médico psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas, en un artículo cargado de ironía, construye una escala con la que nos indica hasta qué punto hemos educado a nuestros hijos en el consumismo y la cesión a los caprichos y las consecuencias que ello conlleva
Hace ya muchos años que sumergidos en plena efervescencia navideña nos enfrentamos a un fenómeno curioso que afecta a las sociedades occidentales: la falta de ilusión. Cada vez hay más niños que no saben que pedir a los reyes magos porque “tienen de todo”.En la actualidad trabajo en un servicio de psiquiatría infantil, además de tratar las clásicas enfermedades mentales de este grupo de pacientes, también observamos que se está incrementando el número de niños malcriados que disfrutan chantajeando a sus padres (intentos de suicidio incluidos) llevándolos por la calle de la amargura.Fruto de estas reflexiones me he permitido el lujo de diseñar la EDNR (Escala de Detección de Niños Repelentes) todavía no validada pero que sin lugar a dudas dará un vuelco en el panorama internacional.Deberá aplicarse a niños con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años. En el caso excepcional de que su vástago se trate de un outsider, lo que los expertos llamamos un triple I (Individuo Inmaduro e Inútil) se podrá usar hasta con hijos de 21 años.Se debe sumar un punto por cada una de las siguientes características:1.- Tener TV propia en el cuarto (si tiene DVD con Home Cinema sumar un punto más).2.- Tener móvil con cámara de fotos incorporada.3.- Tener videoconsola (si tiene más de 10 juegos originales sumar un punto más).4.- Tener TV digital en casa.5.- Tener ordenador personal propio (si tiene línea ADSL sumar un punto más).6.- Tener una cuenta corriente a su nombre con un saldo medio superior a 600 euros, sin realizar un trabajo remunerado. Si tiene más de 3000 euros sumar un punto más.7.- Tener moto. Si tiene coche propio sumar un punto más.8.- Tener cámara de fotos digital, cámara de video o equipo de música completo.9.- Practicar y tener el equipo completo de cualquiera de los siguientes deportes: esquí, vela, caza, pesca, golf o submarinismo.10.- No leer nunca nada (según últimas investigaciones los pijos no leen). La prensa deportiva no cuenta.
Otras características por las que se pueden sumar puntos adicionales son: no ayudar en las tareas del hogar, tener más de un 90 % de la ropa de marca, no aceptar el heredar objetos y prendas de los hermanos mayores…Resultados:De 0 a 5 puntos: estamos en la normalidad, respire tranquilo, hoy por hoy su hijo no es pijo.De 5 a 10 puntos: su hijo todavía no es pijo en sentido estricto pero apunta maneras. Contrólelo pasándole esta escala cada seis meses.Más de 10 puntos: lo mire por donde lo mire su hijo es mega pijo, seguramente ya está buscando una residencia de la tercera edad para ustedes, no se preocupe esa situación es reversible pero necesita un plan de choque. El plan consiste en estudiar a su hijo y observar cuáles son los objetos que producen un mayor apego en él (vea si su hijo se comporta como el personaje de Gollum en El Señor de los Anillos). Elija varios hasta que la puntuación de esta escala sea de 10 puntos o menos.Después debe acompañar a su hijo a una tienda de segunda mano (no se preocupe si en un primer momento pierde dinero, a la larga lo recuperará) luego debe dar el dinero a una obra social, si es en el tercer mundo mejor. Cuanto más chille, llore y se queje su hijo más efectivo será el tratamiento.Si esta terapia funciona conseguiré triunfar mundialmente. En próximas entregas prometo ofrecer una escala para madres neuróticas y otra para padres posesivos.Espero que nadie se ofenda, he procurado ser irónico, pero hablando en serio les advierto que es bastante triste ofrecer todo el tiempo del mundo y nuestros mejores recursos económicos para que un día al llegar a casa después del trabajo nos encontremos con un ser humano vegetando en lo alto del sofá que para más INRI nos insulta y nos grita.Es decir darse cuenta demasiado tarde que llevamos media vida educando a un perfecto gilipollas.

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